Cuando pierdes un hijo está bien que expreses y compartas todos tus sentimientos de dolor. Sabiendo que está bien todo aquello que hagas, o dejes de hacer, que tienda siempre a hacer algo de bien por otra persona.
Como mamá a veces tendrás que reprimir el llanto, autorrenunciar a tu propio dolor para que otra persona quizá tu esposo, tus otros hijos sufran menos y así trascender al dolor.
Es el hombre que describe Víctor Frankl, cuando dice: “El hombre que se levanta por encima de su dolor, para ayudar a un hermano que sufre, trasciende como ser humano”.
Y así lo hacen los padres, al emerger más sabios, más amorosos, más receptivos hacia aquellos que los necesitan, preparados para extender una mano o prestar un hombro hermano, sabiendo que, frente a lo irreversible, frente a aquello que no puede ser cambiado, el hombre tiene aún la última de las libertades individuales: elegir la actitud conque lo enfrentará.
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