No te acerques a mi tumba sollozando.
No estoy Allí.
No duermo Ahí.
Soy como mil vientos soplando.
Soy como un diamante en la nieve, brillando.
Soy la luz del sol sobre el grano dorado.
Soy la lluvia gentil del otoño esperado.
Cuando despiertas en la tranquila mañana; soy la bandada de pájaros que trina.
Soy también las estrellas que titilan, mientras cae la noche en tu ventana.
Por eso, no te acerques a mi tumba sollozando.
No estoy allí. Yo no morí.
Dicen que esta plegaria es indígena, pero en realidad la autora de este bello poema es Mary Elizabeth Frye, una ama de casa de Baltimore, escrito en 1932.
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clr MARIA ESTHER Fz (jueves, 20 octubre 2022 14:52)
MUY BONITA
María Elcy (lunes, 16 septiembre 2024 21:51)
Es muy bella aunque melancólica pero esperanzadora. Nuestros seres queridos nos dejan cuando los olvidamos.
Gracias gracias