Es natural el deseo de evitar la muerte. Incluso la persona más segura y con una fuerte convicción religiosa puede en ocasiones tener miedo a la muerte.
Sócrates decía “El temor a la muerte, señores, no es más que pensar que uno es sabio cuando no lo es; quien teme a la muerte se imagina conocer algo que no conoce. Nadie puede decir que la muerte no resulte ser una de las mayores bendiciones para un ser humano; y sin embargo, los hombres la temen como si supieran que es el mayor de los males”.
¿Qué es lo que realmente se teme de la muerte?
-El miedo a la pérdida del control. Conforme las personas van madurando aprenden la manera de interactuar con el mundo que les rodea, saben cómo encontrar lo que necesitan, llegar a donde quieren estar y conseguir su propósito. Hay quienes se encargan de todo ellos mismos, y no confían en otros para hacerlo. De alguna manera manipulan su entorno y la gente que les rodea, controlando todo para obtener lo que quieren. La muerte no nos da opciones, y tampoco se puede negociar con ella, mucho menos manipular.
-El miedo por las personas que dejamos. La muerte física nos separa de las personas que son importantes para nosotros. Sólo el amor que les damos al estar cerca de ellos y la convivencia diaria con sus diferentes matices, hace que se mantenga ese vínculo de amor por toda la eternidad. Es la manera de trascender, es dejar huella en su corazón.
-El miedo a la manera de morir. Las personas no sabemos ni cómo, ni cuándo vamos a morir. Si será rápida o implicará un periodo de gran sufrimiento. Quizá por una enfermedad prolongada, o una enfermedad que te aniquile en poco tiempo, por un accidente, estarás joven o viejo. Todo lo que rodea a la muerte es un misterio, y la incapacidad para prepararnos para ese momento puede ser aterradoradora.
Se pueden tomar medidas que nos preparen para ese evento final. Considerando que hay una gran diferencia entre tomar las medidas razonables y obsesionarse con la muerte. Obsesionarse es mantenerse muerto en vida, dejando pasar la vida presente en cada instante.
Para superar el miedo a morir,
se pueden tomar acciones prácticas:
1) Si tienes responsabilidades que te preocupa dejar, decide quién asumirá tu papel y haz un plan con esa persona. Redacta un testamento o un fideicomiso. Organiza toda la documentación necesaria e importante. Reconcilia las relaciones rotas ahora que puedes.
2) Comparte con las personas más cercanas lo que deseas en caso de una posible enfermedad o un accidente que te imposibilite para dar a conocer tu voluntad. Realiza un testamento de voluntad anticipada en el que autorices a una persona de confianza a tomar decisiones si en algún momento eres incapaz de hacerlo tú mismo.
3) Tener en orden todos lo administrativo, no traerá paz a tu mente. Esto es sólo una parte, también es importante fortalecer tu espíritu día a día, con la confianza de que si tu amas a tu familia y cuidas de ellos, Dios les ama más. Y en medio de la frenética actividad diaria, tener presente que la muerte es parte de la vida, para mantenerse haciendo y dando lo mejor de nosotros mismos.
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