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Amor y Amistad

Con el paso de los años, se olvida aquella manifestación de amor que  llevo al matrimonio y que ha quedado impreso en una fotografía.

Cuando un matrimonio  atraviesa por una crisis, es conveniente recordar que alguna vez hubo calma.  Recordar que uno de los motivos de más peso para elegirse fue la “buena química” que descubrieron entre ustedes. Toda dificultad matrimonial quizá podría  atenuarse y desaparecer si la pareja recordara y tuviera clara una cosa entre sí  “tú y yo nos amamos”; lo demás es ponerse de acuerdo.

El amor matrimonial nace de la atracción mutua entre el hombre y la mujer.  Es una  necesidad recíproca de estar juntos, de convivir, de emprender un camino tomados de la mano que  los lleve al amor de donación, como la máxima expresión de amor. Estos dos tipos de amor se entrecruzan y complementan naciendo el amor de amistad. El amor de amistad es atractivo, porque mantiene el deseo de <estar con> el otro, disfrutarse juntos y < ser para el otro>.

La amistad auténtica se basa en la reciprocidad del amor que aporta estabilidad a la relación. Lo que aumenta la confianza que se tiene en la otra persona y elimina las sospechas  y los celos.  Ante las dificultades, lo que salva una relación es la profunda amistad que los une.  La amistad evita que al discutir se agredan o lastimen mutuamente.

 

La amistad se apoya en cuatro grandes columnas: el conocimiento mutuo, el respeto, la capacidad de autorreparación y la alegría de convivir.

 

Fuente: Ortega, T.A. (2014). Guerra en la alcoba.  El arte de discutir en pareja. México: Editorial el Arca.

 

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