Las Navidades son parte de una tradición y el término tradición muchas veces significa aceptación absoluta sin reflexión, sin cuestionarnos sus porqués. Además que lleva implícito un riesgo al intentar variar lo establecido desde hace años, de generación en generación. No obstante, es una época en la que las personas se muestran con mayor disposición para convivir, abiertas a perdonar y olvidar viejas rencillas. ¿No sería mejor estar unidos y ser mejores personas los 365 días del año?. Esta época también marca un alto en el camino para hacer un recuento de los logros y proponernos planes para el próximo año. De esta manera nos dejamos envolver por el espíritu navideño y en ocasiones las metas que nos fijamos no corresponden a un análisis y reflexión profunda de nuestras limitantes y potencialidades reales para poner en práctica lo que deseamos, quedando varias cosas solamente en eso “buenos deseos”.
Por otra parte, la Navidad es una época llena de alegría y felicidad para muchas personas, y para otras es una temporada en la que se sienten más solas, deprimidas, ansiosas y/o melancólicas, estos síntomas los sufre en mayor o menor medida el 80% de la población aproximadamente. La causa de estos sentimientos durante el periodo navideño casi siempre radica en nuestras expectativas determinadas, en gran medida, por la sociedad. Nos han trasmitido la idea de que durante estas fechas debes divertirte y reunirte con las personas que amas. De tal modo, si alguien no tiene ánimos para divertirse o no puede reunirse con su familia completa o amigos, se siente mal, se siente fuera de lugar por no estar cumpliendo con las normas establecidas socialmente.
Las personas que están transitando un proceso de duelo, prefieren mantenerse al margen de lo que está ocurriendo y lo viven como si fuese una película a la que no pertenecen. Es normal que te sientas deprimido y desmotivado, sin querer enfrentar esta temporada. No te dejes llevar por las ideas preconcebidas trasmitidas por los medios de comunicación, celebra la Navidad como sea mejor para ti y, si no la quieres celebrar, no lo hagas, las personas que te aman lo entenderán. Aunque exponerse a lo que uno teme, es la única manera de vencer el miedo. Plantéate objetivos realistas y recuerda que lo más importante es sentirte bien contigo mismo, que seas consecuente con lo que estás viviendo, con tus ideas y deseos. Reconociendo que hay batallas que perdemos y realidades que son inmodificables, aprende a tolerar tus emociones sin condenarte sea cual sea la realidad que te ha tocado vivir. Dile sí a la vida a pesar de...
Fuente: Delgado, S.J. (2013). Los efectos secundarios de la Navidad.
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