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Descubrir nuestro interior

Podemos hacer la analogía de ser un caballero que va a una cruzada totalmente desconocida y en algún momento queda atrapado en un calabozo. De pronto parece no haber ninguna puerta para salir de esa habitación oscura.

¿Cuántas veces nos hemos sentimos atrapados en la vida como el caballero de la armadura oxidada?

Es posible sentir un extraordinario y aterrador silencio. Quizá jamás en tu vida te habías sentido tan solo. Uno no puede ver realmente hasta que comprende. Hasta que logremos comprender lo que nos está sucediendo en el momento presente podemos ver la salida que nos conduce a otra situación.

 

“Todo el mundo entiende las cruzadas –dijo el rey- pero muy pocos comprenden la Verdad”.

 

Algunas personas se sienten atrapadas dentro de su armadura al enfrentar una crisis. Es un tiempo que nos obliga a ponernos frente a nosotros mismos. Un tiempo de diversas pérdidas, entre ellas, experimentar la muerte de un ser querido. Sin embargo ponemos barreras para protegernos de quienes creemos que somos, de nuestras emociones, de lo que sentimos. Con el tiempo nos damos cuenta que quedamos atrapados tras las barreras y ya no podemos salir.

 

“Nunca pensé que estuvierais atrapado, rey. Sois tan sabio... –dijo el caballero. El rey soltó una carcajada. –Soy lo suficientemente sabio como para saber cuándo estoy atrapado, y también para regresar dentro de mí para aprender más de mí mismo”.

 

Al igual que el caballero, estamos en nuevo tipo de cruzada que requiere de nosotros más coraje que todas las otras batallas que hemos tenido antes. Si logramos reunir las fuerzas necesarias y aceptamos quedarnos en esa habitación oscura para hacer lo que tenemos que hacer ahí, será nuestra mayor victoria. Entrar en la quietud del alma envueltos en un silencio absoluto, en donde comenzamos a hablar con nosotros mismos y expresar todo aquello que viene a nuestra mente. Así podemos admitir honestamente algo que ya sabíamos: quizá tenemos miedo de estar solos, de cómo será la vida de hoy en adelante, etc. En ese momento podemos pensar que durante nuestra vida hemos perdido el tiempo hablando de lo que hemos hecho y de lo que íbamos a hacer, sin disfrutar nunca de lo que pasaba en el momento. Podemos darnos cuenta que no hemos escuchado realmente a nadie ni a nada. Nos olvidamos de ser.

 

La quietud, el silencio nos conduce a otra habitación con la certeza que es el camino correcto. Percibimos el sonido del viento, de la lluvia, el sonido del agua que corre por nuestro cuerpo al tomar una ducha. Ahora podemos escuchar los sentimientos de los otros sin huir a escondernos dentro de nuestra armadura. Conforme vamos contactando más con nosotros mismos y con el mundo, nos sentimos más cerca de la puerta que nos librará del calabozo y descubrir nuestro verdadero “yo” al desnudo, sin juzgarnos, siendo compasivos con nosotros mismos y con los demás. Simplemente serás consciente de ti mismo.

Fuente: Fisher. R. (1990). El caballero de la armadura oxidada. Barcelona: Obelisco

 

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